Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

G.O.

domingo, septiembre 06, 2009

BOLAÑO CERCANO





Hace tiempo me encontré con el tráiler de Bolaño Cercano y la semana pasada descubrí que alguien lo había subido completo al youtube. Escribo esto justamente cuando a mi lado acabo de dejar la novela de Javier Cercas, Soldados de Salamina, en cuya tercera parte aparece un Bolaño Cercano que está recomendándole todo el tiempo a un periodista que deje de buscar a Miralles- un personaje extraviado que estuvo aquí y allá en la segunda guerra mundial, y que B. conoció en un camping que es a la vez real y a la vez inventado por Cercas- y que mejor lo invente, al fin y al cabo, dice Bolaño en la novela “la realidad siempre nos traiciona; lo mejor es no darle tiempo y traicionarla antes a ella”. Y también escribo esto después de pensar en Bolaño y poner de fondo de pantalla una de sus fotos en donde se le ve sentado en su escritorio, supongo que en Blanes, y después de reparar en que últimamente, con más frecuencia, pienso en Bolaño todos los días y casi a todas horas. No siempre en sus libros, sino en él, aunque a veces también en sus libros. Y apenas estoy escribiendo esto, me dan ganas de borrarlo, porque siempre que quiero decir o pensar o escribir algo de Bolaño, tengo la sensación de que hay que decirlo todo, aunque sabemos, esto es imposible, y por lo tanto uno termina eligiendo el silencio. Pero ahora voy a seguir aunque no lo diga todo, aunque apenas diga algo, y ni siquiera será de Bolaño sino de Bolaño cercano.

Hay que empezar por reconocer que ahí están los escritores que deberían estar: Rodrigo Fresán, quién ha escrito las páginas más lúcidas de su obra, y que probablemente sea el mejor lector de Bolaño de la misma forma en que Bolaño era el mejor lector de Fresán, aunque en realidad Bolaño era el mejor lector de muchos otros escritores. También está Enrique Vila-Matas y A. G. Porta y Villoro. Juan Villoro probablemente sea el segundo lector más atento de su obra, aunque también podríamos decir lo mismo de Vila-Matas. También tienen voz en el documental su última pareja y su hijo Lautaro, y su hija Alexandra, que aunque no habla, si dice mucho cuando escucha unas líneas de su Padre..

Qué cosas le divierten: “Ver jugar a Alexandra, desayunar en un bar a lado del mar y comer un Croussaint leyendo el periódico, la literatura de Borges, la literatura de Bioy, la literatura de Bustos Domecq, hacer el amor”

Pero ahora que lo pienso, la ausencia de Jorge Herralde, su amigo y editor, deja casi un abismo en el documental. Tampoco hubiera estado de más que Javier Cercas dijera algo, y Andres Newman seguramente habría aportado cosas interesantes, aunque no estoy seguro si lo conoció y me inclinaría más en confiar en un vago recuerdo que me sugiere que solo intercambiaron cartas; pero Bolaño conocía la obra de Newman, al menos la que hasta entonces había publicado, y Newman, por supuesto, la de Bolaño. Ya en este plan, faltarían también las palabras de Angeles Mastreta; y con este ajetreo que se traen por el éxito de su obra en los estados unidos, hubiera sido deseable que entrevistaran a su traductor (cuyo nombre ahora se me escapa, pero no se me escapa el recuerdo de una entrevista que le hicieron por motivo de la edición de The Savage Detectives y que me dejó con la impresión de que Bolaño estaba en buenas manos allá en tierra gringa) y agradeceríamos la participación de S. Sontag, quien fue , hasta donde yo sé, una de las primeras lectoras angloparlantes de Bolaño, y siguiendo en este plan habría que consultar a S. Rushide, que ha celebrado las ediciones en inglés de su obra y sólo por eso se ha convertido en uno de los divulgadores más importantes de la misma. La realidad, esto es desde luego más difícil, o imposible, pero es la verdad, es que también hace falta Nicanor Parra, que no sé bien si ya murió, y no me animo a consultarlo en la red porque tengo la impresión de que sí, y haría falta también que Gabriela Mistral resucitara (ella sí murió o por lo menos lo soñé) o regresará del África para saludar póstumamente a su hijo, y ahorita que escribo “hijo” por poco escribo Hijo Maldito, pero eso sería caer en expresiones fáciles. Nos hubiera gustado también que se entrevistara desde una pulcata o un bar del DF a Santiago Papasquiaro, o tal vez montado en su motocicleta y con chamarra de cuero. Incluso- no sé B. estaría de acuerdo con esto- habría que sacarle a algunas palabras a Pinochet, aunque fuese a picanazos, para que recuerde (o crea recordar) al Bolaño de diez y seis o diez y siete años que volvió a Chile para hacer el golpe. En fin, estas ausencias, después de todo, no importan demasiado, también los productores debieron resignarse a decir algo, apenas algo, sobre el detective salvaje. Y no importa, además, porque ya habrá tiempo de llenar esos huecos y hablar de Bolaño y de su literatura. Después de todo, si bien nos va, la literatura hispano-española que viene será una nota a pie de página de toda su obra o parte de su obra. Al menos así será mientras esta literatura siga siendo joven. Aunque probablemente esto sea una exageración y una mentira, pero me gusta pensar eso últimamente.

Alberto Paciano


No hay comentarios.: